Después de incorporada Sevilla al Cristianismo, la ciudad no sufre grandes modificaciones. La vieja Híspalis conservó la muralla almohade (patrimoniodesevilla.es/historia-de-las-murallas-de-sevilla-i, patrimoniodesevilla.es/historia-de-las-murallas-de-sevilla-ii patrimoniodesevilla.es/historia-de-las-murallas-de-sevilla-iii-y-ultima-parte), reparándola cuando era necesario. Sus antiguas puertas y postigos, continuaron protagonizando la vida cotidiana…
El plano de la ciudad no tuvo grandes variaciones por el sureste. En esta parte, estaban 9 collaciones de las 27 que tenía Sevilla. En el resto, las calles y manzanas, eran grandes y espaciosas, por lo que es probable que su constitución urbanística proceda de la época cristiana. Ejemplos de esto último, pueden verse en zonas como San Vicente, San Lorenzo, Omnium Sanctorum, San Gil…
Una zona que tenía espacios vacíos, y en la que se fue construyendo poco a poco, es la que comprendía desde la Catedral y los Alcázares, hasta el río. Atarazanas (patrimoniodesevilla.es/las-reales-atarazanas), Reales Herrerías, Casa de la Moneda, Colegio Santa María de Jesús, Lonja de los Mercaderes, Aduana, Colegio de Santo Tomás, son buenos ejemplos.
La infraestructura urbana, no tuvo excesivas modificaciones, con respecto a la época musulmana. Los Caños de Carmona (patrimoniodesevilla.es/los-canos-de-Carmona), seguían trayendo agua desde Alcalá de Guadaíra, la cual se almacenaba en zonas como la Plaza de San Francisco (patrimoniodesevilla.es/la-plaza-de-san-francisco), la Plaza de la Pescadería. Además de iglesias, palacios y conventos.
La salubridad era uno de los problemas más importantes, las calles no se pavimentaron hasta el siglo XV. Las riadas provocadas por el Guadalquivir, era otra de las preocupaciones frecuentes, junto con la deficiente gestión de la basura que se acumulaba junto a la muralla.
Las calles de Sevilla, a pesar de nuevos trazados y ensanches, conservaban estrecheces y restos de épocas anteriores, siendo los adarves muy frecuentes. Por el contrario, las plazas no eran muy numerosas.
Las casas sevillanas eran bastante modestas, en general, abundando los ladrillos, la cal, el yeso, etc. Mientras que la piedra y los ladrillos, escaseaban. Los corrales de vecinos, eran grandes espacios en los que vivían muchas familias, solamente algunos sevillanos podían permitirse el lujo de tener casa individual.
Con respecto a los centros y edificios públicos de uso comercial, podemos destacar las dos Alcaicerías, el Salvador, los alrededores de la Catedral, la alhóndiga del pan (Santa Catalina), el almacén de sal (Puerta del Arenal), las pescaderías (Atarazanas). Es importante destacar la existencia de baños, tanto para mujeres como para hombres.
Entre los edificios civiles, destaca sin lugar a dudas, el Real Alcázar. Construido sobre las ruinas y restos del antiguo Alcázar almohade. Posteriormente, se construirían palacios tan importantes como el de las Dueñas (patrimoniodesevilla.es/la-casa-natal-de-antonio-machado-el-palacio-de-las-duenas) y la Casa de Pilatos (patrimoniodesevilla.es/el-palacio-de-la-casa-ducal-de-medinaceli-casa-de-pilatos).
Fuente bibliográfica:
-Historia de Sevilla (Francisco Morales Padrón).