
Fue un encargo de la Hermandad de los Guanteros. En las condiciones se recogía que la talla debía ser hueca, para aliviar el peso. El Niño lleva la túnica tallada, mostrando un cabello de rizos con grandes mechones, que recuerdan el peinado judío. Bendice con la mano derecha, mientras que con la izquierda, sujeta el globo terráqueo.
Su devoción debió ser muy grande en el siglo XVI, de hecho es la primera obra documentada del genio de Alcalá la Real en 1589. Se tiene constancia que ya procesionaba en 1598. Ha sabido unir el artista los dos rostros, el del Santo y el del Niño, en un contraste lleno de unción: la fortaleza de San Cristóbal con un gesto de admirable veneración, y la dulzura tierna del Niño. Así quedaba expresada la protección sobrenatural para el Santo caminante.
Fuentes bibliográficas:
–archisevilla.org
–lahornacina.com