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Las túnicas bordadas del Señor de la Victoria

La túnica de Leopoldo Padilla:

La primera pieza bordada que encarga la Hermandad de la Paz es la túnica identificada por Antonio Mañes Matute, como diseño del pintor Braulio y ejecución de Leopoldo Padilla (1942).

La pieza fue restaurada por Francisco Carrera Iglesias «Paquili», a comienzos de los años noventa del siglo XX.

La documentación que posee la Hermandad indica referencias sobre la adquisición del tejido para una túnica en 1940, que pudiera ser la que mencionábamos anteriormente. Estamos ante una túnica de características postrománticas, previas al estilo neogótico que adoptaría la corporación años después.

La túnica de la que estamos hablando solo está bordada por la parte delantera, con hilos de oro sobre terciopelo de color rojo. Tallos y hojas grandes de acantos aparecen salpicadas por flores diversas que recorren la pieza verticalmente. Estamos ante una túnica de las llamadas «de delantal».

Las bocamangas y el cuello presentan bordados muy pequeños y escuetos que contienen tallos y hojas cuya función principal es la iluminación estratégica de la imagen, debido a la capacidad reflectante de los hilos de oro.

Este hecho genera dos efectos distintos, de un lado la masa vegetal orgánica y movida adquiere protagonismo. Y de otro, la organización pausada y reducida a la relación textil de los elementos ajustados a la prenda.

La túnica de Fernando Aguado y Manuel Solano:

El imaginero Fernando Aguado proyectó la segunda túnica bordada para el Señor de la Victoria. La cual fue ejecutada por por Manuel Solano entre 2012 y 2013.

El objetivo del escultor fue «no recargar el conjunto y generar un juego de luces y sombras» para cada zona. Para el diseño, Fernando Aguado tomó como referencia la túnica neoplateresca que Joaquín Castilla diseñó para el señor de la Sentencia. destacan las cenefas rectas en la parte inferior, bocamangas, y cuello en forma de babero. Manuel Solano ejecutó su trabajo mediante muestra armada, hojillas, y cartulinas.

El bordado cercano a los pies está ajustado a la superficie en horizontal gracias a varias cenefas. La inferior, falsa, se compone de pequeños acantos entrelazados bordados. Sobre esta, otra real y un galón, además de un espacio más amplio bordado con una gruesa hojarasca de acantos y flores. De tal manera que esconde los tallos, y con los movimientos horizontales evita la organización lineal acorde al Regionalismo.

Otro galón superpuesto y otra cenefa bordada sobre un campo de oro hacen de base a una crestería de remate. Único guiño a los antecedentes neogóticos, superada con los motivos, una jarra central con gran ramificación y, solapada desde ese eje, una sucesión escalonada de motivos cartilaginosos con forma de aletones o cartones laterales. Unidos mediante una hojarasca en disminución, además de cartelas con hojas esquematizadas que las que superan desde el interior.

El bordado del cuello es más amplio y denso de lo habitual, Aparece reforzado por una doble cenefa con puntos de hilo de oro sobre campo de oro que conforma un perfil mixtilíneo característico de los motivos góticos que el bordado evita en forma y estilo.

La hojarasca interior comienza en los cuernos de la abundancia que se ajustan al perfil menguante inferior que se pueden interpretar como signo de prosperidad espiritual. Ahí comienzan ramificaciones volteadas con elementos regionalistas y flores en las vueltas internas de los roleos, como en los antecedentes románticos tardíos y postrománticos.

Las cenefas son las organizadoras de la división horizontal de las mangas, aquí con esferas sobre campo dorado a ambos lados de un nervio horizontal que divide la superficie en dos partes. El bordado inferior presenta la hojarasca volteada hacia dentro, además de grandes flores rematando los roleos como en la parte del cuello.

Fuente bibliográfica:

-La Paz. El Porvenir. Historia y patrimonio (Vicente Flores Alés, Coordinador).

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