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El paso del Señor de la Victoria

Evolución histórico-artística:

En 1940, apenas un año después de fundarse la Hermandad, se produjo la primera salida procesional. Lógicamente no dio tiempo material a realizar unos pasos para los titulares y se optó por solicitar la cesión de varios enseres. El Señor, que había sido bendecido una semana antes, salió en un paso que cedió la Hermandad de Jesús Nazareno, de Alcalá de Guadaíra. Se trataba de un paso, de pequeñas dimensiones (la imagen del Señor procesionó sola, llevando a sus pies la Cruz tendida en el suelo), que tenía la particularidad de llevar cartelas de cerámica con escenas pasionistas. La cesión de estas andas pudo deberse a la relación del autor de los titulares de la Hermandad, Antonio Illanes Rodríguez, con la Hermandad alcalareña, ya que era el autor de las imágenes de la misma, aunque la de la Virgen ya había sido sustituida. El paso era obra de Martínez de León, según diseño de José Recio del Rivero (Ceramista), realizado en 1930, que en la actualidad sigue procesionando en Arcos de la Frontera (Cádiz) en la Hermandad de la Tres Caídas, ya sin las cartelas que permanecen en propiedad de la Hermandad alcalareña.

En su segunda salida, el Señor salió en un paso adquirido a la Hermandad de San Isidoro. Se trata de un paso realizado en 1853, sin que se conozca su autoría, tallado en madera dorada, de líneas rectas, y que en la actualidad sigue procesionando en la Hermandad del Cristo de las Misericordias de la localidad de Los Santos de Maimona (Badajoz). Sin embargo, las dimensiones de estas andas eran pequeñas para acoger el misterio que Illanes había realizado y pronto la Hermandad se planteó su sustitución por un nuevo paso, esta vez realizado para ella. En 1950 salió por primera vez el nuevo paso.

Descripción iconográfica:

Paso realizado en madera dorada al agua de unas proporciones de 230 x 532 x 146 cm aproximadamente. De estilo neobarroco, con grandes hojarascas y ángeles en cada esquina de la canastilla, diseñado por Antonio Jiménez Isorna en 1947. Los respiraderos siguen el clásico modular sevillano de dos para el frontal y de 5 para los laterales, con formas arracimadas o de penacho, y escudos protagonizando el módulo central.

La canastilla, de una altura media y armoniosa, y una línea bastante rectilínea perteneciente más a un estilo barroco clásico, está protagonizada por unas cartelas ovales centradas en cada paño, y por los citados ángeles que se sitúan debajo de cada gran candelabro de las esquinas, realizados por Antonio Gaviria Alva en 1957 (aunque en un principio se llegó a creer que eran de Francisco Buiza Fernández, incluyéndose incluso en el libro dedicado a su obra, basado en la tesis doctoral del Dr. Pedro Ignacio Martínez Leal).

La estructura y descripción iconográfica de estas cartelas se debe entender a partir de la escena que protagoniza el misterio de este paso que sigue el diseño que hizo D. Fernando Aguilar, el cual representa el momento iconográfico en el que le ponen a Jesús sobre sus hombros el madero para su suplicio. Esta representación escénica proviene del Vía Crucis, o Vía Dolorosa, siendo según se mire la segunda estación si hablamos del tradicional o la séptima si hablamos del reformado por S.S el Papa en 1991. Así mismo es también el cuarto Misterio Doloroso en el Santo Rosario. En el que se incluye a los dos poderes (romano y judío) en un total de cuatro figuras en el momento en el que Jesús recibe a hombros su penitencia, el madero de la Cruz. A partir de esta escena se concatenan las demás representaciones de la canastilla, en las que deben leer de izquierda a derecha y terminar por la trasera. Así podremos ver la misma escena de arriba en la delantera del paso pero con dos romanos y dos sayones, Jesús con los brazos clamando al cielo, vestido y coronado  de espinas, recibiendo la Cruz en uno de sus hombros.

La siguiente cartela es la del lado izquierdo, en la que se representa el momento de la espera para la colocación de la Cruz, con dos romanos un sayón y un judío. Jesús ya desnudo, espera sobre una roca su última tortura.

La siguiente es la del lado derecho, una representación artística del momento en el que es clavado en la Cruz. Jesús aparece ya clavado sobre la misma con un sayón colocando el INRI sobre su cabeza, se ve a María, la Virgen; y María, Magdalena sobre Él, a las que un soldado romano observador les ha dejado acercarse a besarlo antes de que icen la Cruz del suelo.

La última es el momento del traslado al sepulcro, una escena que recuerda muchísimo a la estética del misterio de la Hermandad de Santa Marta, pero en las que tan solo aparecen José de Arimatea y Nicodemo con la Virgen María y María Magdalena, recogiendo con un gran lienzo el cuerpo, porteado por los hombres, de Jesús aún flácido.

Se ve un claro pareado de las escenas de las cartelas dos a dos, tanto en el frontal como en los laterales.

Destaca así la originalidad de las cartelas de los flancos laterales, únicas en Sevilla por la interpretación artística de las escenas que se dan, las cuales no están sacadas del Vía Crucis como tal si no del imaginario del artista. Si bien en la escena de la izquierda, en la que Jesús espera su crucifixión, se observa que están hablando los demás integrantes de la escena entre sí. Se puede justificar esto con que se están comentando lo que van a hacer con las ropas de Jesús, pero no se observa ninguna prenda ni los dados con los que se jugaron a suerte sus pertenencias. A lo que esta charla no se argumenta en más que Jesús espera a que los romanos reciban las órdenes precisas de su condena, algo que no está especificado ni en los Evangelios ni en el Vía Crucis. Al igual que pasa en el lado derecho del paso, en el que se ve a las dos Marías cercanas a Jesús, vigiladas por el romano. Este momento no se incluye en ninguna parte de los Evangelios ni en el Vía Crucis, de hecho sería un poco ilógico que dejaran acercarse a nadie a Jesús mientras se acatasen las órdenes dadas, para facilitar las actuaciones de los verdugos, pero en nuestro imaginario nos permitimos dicha clemencia, en la que una madre pueda acercarse a su hijo para despedirse íntimamente antes de ser sacrificado, y de igual manera la Magdalena, siendo una de las mujeres más relevantes en la vida de Cristo y principal en su apostolado.

Las escenas del frontal y la trasera se parean entre sí con que son representaciones del Vía Crucis según Sevilla, siendo protagonista el propio paso y el Señor de la Victoria en la delantera y el paso de la Hermandad de Santa Marta en la trasera. Aun así se observa que en la primera no hay sanedrita, lo cambian por otro romano, y en la segunda faltan las demás mujeres del misterio y la rosa roja que simboliza la sangre de Cristo derramada, ya que esta es posterior a la realización de esta cartela.

Las tallas fueron labradas por José Martínez con la colaboración de Antonio Martín Fernández y Antonio Vega Sánchez en 1950. El dorado fue realizado por Herrera y Feria en 1950 y vuelto a dorar en la trasera y delantera del canasto en 1985 por Joaquín Bellido Serrano. Los candelabros de guardabrisas dorados fueron realizados por Manuel Guzmán Bejarano en 1977, y dorados por Antonio Sánchez ese mismo año, de diez brazos en las esquinas y de tres en los laterales. Los antiguos faroles eran de José Martínez tallados en 1951, que en la actualidad se encuentran en posesión de la Hermandad de Jesús Nazareno, de La Algaba.

El llamador es de Orfebrería Andaluza, y representa uno de los puentes de la Plaza de España, custodiado por los esbeltos remates de las torres de la misma. Es del año 2006.

Los antiguos faroles:

En el año 1948 se tiene la primera noticia de la ejecución de cuatro faroles para el paso de Nuestro Padre Jesús de la Victoria. El proyecto presentado fue aceptado bajo el asesoramiento del hermano José Granados de la Vega, que se estimó un plazo de realización de dos años.

En el archivo de la Hermandad se conserva un presupuesto del orfebre Juan Fernández Gómez, autor de la corona y palio de María Santísima de la Paz, fechado el 30 de Abril de 1948:

“Por un farol, según dibujo de D. Joaquín Castilla, en metal plateado, uno… 5.500
Los cuatro faroles… 22.000
El mismo farol en metal plateado y dorado… 7.500
Los cuatro faroles… 30.000
Por un brazo de guardabrisa en metal plateado…800
Por un brazo de guardabrisa en metal plateado y dorado… 1.200”

El paso se estrenó sin los faroles, que finalmente se construyeron en el Taller de Carpintería Mecánica San Sebastián de Antonio Jiménez Isorna, participando en la talla José Martínez, y que se estrenarían en 1951. En los libros de cargo y data se recogen pagos por valor de 25.000 pesetas.

Estos faroles se sustituyeron en 1977 por los candelabros de guardabrisas que hoy iluminan el paso de Cristo. Los faroles se cedieron a la Hermandad de Nuestro Padre Jesús de Aznalcázar, que se comprometió a entregar “como donativo y en concepto de limosna, para cultos y reformas”, 120.000 pesetas, actualmente permanecen en la parroquia de dicho pueblo, sin un uso concreto conocido.

Fuentes bibliográficas:

www.hermandaddelapaz.org

-La Paz. El Porvenir. Historia y patrimonio (Vicente Flores Alés, Coordinador).

-Los pasos de Cristo y misterio de la Semana Santa de Sevilla elaborados en madera. Impronta artística, evolución, y catalogación (Jesús Manuel Vega Santos).

-Retablos itinerantes. El paso de Cristo en la Semana Santa de Sevilla (José Roda Peña).

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