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Las Reales Atarazanas

atarazanas01Las Reales Atarazanas de Sevilla fueron construidas en 1252 por mandato de Alfonso X el Sabio, extramuros, apoyándose en el cobijo que ofrecía la muralla y la coracha saliente, que unía las Torres del Oro y de la Plata, entre las Puertas del Carbón y del Aceite. Probablemente consistieran en una reconstrucción ó remodelación de otras anteriores construidas en el siglo XII por orden del califa Abu Ya»qub Yusuf, quien en 1184 ordenó el comienzo de las obras.

Las Atarazanas constituyen un caso ejemplar de transformación de usos, debido básicamente a su potente estructura formal de gran contenedor que habrá de conferirle esa capacidad de admitir, a lo largo de su historia, nuevos y controvertidos destinos.

En el siglo XVI se realizan obras destinadas a transformar la actividad como astilleros trasladándose a la primera nave la pescadería, que hasta entonces estaba ubicada en la Plaza de San Francisco.

En 1580 comienzan las obras para alojar en las Atarazanas, la Aduana, según las trazas de Asensio de Maeda. La construcción finaliza siete años más tarde, y en su proceso se reconoce la intervención de Juan de Oviedo.

En 1641 comienzan las obras del Hospital de la Santa Caridad, cuya cofradía se reunía desde el año 1578 con la finalidad de recoger los cadáveres de ahogados y ajusticiados, en la capilla ubicada en la nave octava, consagrada a San Jorge.

A principios del s. XVIII se levanta el primer plano conocido de la manzana. En él se distinguen ya perfectamente autónomas, las intervenciones de Maeda en la Aduana, y de Simón de Pineda, Figueroa y Sánchez Falconete en el Hospital de la Caridad y la Iglesia de San Jorge.

En el sector también se asentaban dependencias artilleras, cuyo primer emplazamiento se remonta al año 1587. Posteriormente el continuo crecimiento de la Maestranza de Artillería traspasa sus puertas. En 1804 se ocuparán los terrenos delanteros hasta alcanzar los malecones del río.

En 1846 surge un proyecto de ensanche de la ciudad, se trata de la alineación a cordel del Paseo de Cristóbal Colón proyectada por Balbino Marrón. El comienzo del siglo XX coincide con la erección de los nuevos almacenes artilleros, que ahora se alinearán con el referido Paseo de Cristóbal Colón. La consecuencia más importante es la creación del Pasaje Temprado, espacio urbano definido lateralmente entre verjas que guardan los jardines de ingreso a las Atarazanas y de otro lado al crecimiento exterior de la Maestranza de Artillería y los Jardines de la Caridad.

En 1945 se derribaron las últimas cinco naves en el flanco sur de las Atarazanas para la construcción del edificio de la Delegación de Hacienda.

En el periodo 1993-95, la Consejería de Cultura llevó a cabo obras de consolidación en el complejo y en 1988 inició el estudio de viabilidad sobre la capacidad espacial y constructiva de la Maestranza de Artillería como paso previo a su adquisición. Tras el citado estudio adquirió el inmueble, quedando desalojado por la institución militar en abril de 1993.

Las naves de las Atarazanas fueron construidas como astilleros para la construcción de galeras y se instalaron en el Arenal, porque en este lugar la diferencia de cota con el río apenas llegaba al metro, lo que facilitaba mucho la entrada y salida de los barcos, condición indispensable en estas instalaciones.
La construcción original albergaba un espacio diáfano estructurado en naves por potentes arcadas mudéjares. La fuerte direccionalidad producida por éstas se enriquecía con la aparición de una segunda dirección, perpendicular a la primera, generada por la sucesión en paralelo de estos arcos. Esta doble dirección dotaba al espacio de transparencia visual y doble perspectiva. El aspecto formal que las Atarazanas presentaban al Arenal, era el de un frente industrial abierto para posibilitar la entrada y salida de las embarcaciones.
El interior se organiza actualmente a partir de diecisiete naves adosadas dispuestas en perpendicular a la dirección del río, cuyo fondo era la muralla almohade de la ciudad. Es una construcción realizada por la cubrición a dos aguas de una sucesión de pilares de ladrillo sobre las que apoyan líneas de arcos, sobre las que se construyen amplios canales para la recogida de aguas, formalizando un acueducto que caracteriza el plano de las cubiertas.
Las naves tienen unas dimensiones de cien metros de largo por doce de alto, las de pilastras de ladrillo son de sección rectangular, con unas medidas de dos metros y cuarenta centímetros por un metro ochenta centímetros, salvando una luz de ocho metros y medio con una altura hasta el arranque de los arcos de cinco metros, éstos son ligeramente apuntados con el intradós rehundido en continuación con las pilastras, y tienen una luz media de once metros.

Durante el siglo XVI, la actividad como astilleros se transformó trasladándose a la primera nave la pescadería, y realizándose obras destinadas a la construcción de viviendas, compartimentación de los distintos despachos de pescado, y trabajos de relleno encargados de subir el nivel de las naves en casi cuatro metros, pues se inundaban con frecuencia al haberse quedado su cota por debajo de la del Arenal, que convertido en espacio portuario la elevó como sistema de defensa.

Albergaba la primera nave doce lonjas grandes y dieciséis pequeñas, y las demás estaban divididas en bodegas con accesos desde el interior o desde el Arenal. En la novena nave se ubicaba la vivienda del alcaide, con un corral abierto al interior, y en la octava, la capilla. Los espacios comunes principales, la Placeta y el Pozo, se situaban en la nave octava, y a partir de ellos se organizaban unos pasajes cubiertos que permitían el registro de las distintas dependencias.

Existían tres puertas principales, dos al Arenal y una al casco histórico, situada en la placeta del Carbón y que se conocía como Puerta del Hierro.

A finales del siglo XVI, las naves 13, 14 y 15, se transforman para alojar a la Aduana, constituyéndose como entidad autónoma dentro de la trama espacial homogénea de Atarazanas. Esta intervención fue respetuosa con el sistema espacial, ofreciendo una lectura clara dentro del sistema general, y con ella se generaron también las dos últimas naves de la manzana, 16 y 17, utilizadas para almacenar lana y azogue.

A mediados del siglo XVII, comienza una nueva actuación que transformaría las naves 8, 9, 10, 11 y 12 en Hospital de la Santa Caridad. En la transformación de las naves en hospital, se confirma la idoneidad de éstas para admitir nuevos usos, debido al carácter de gran contenedor de su estructura espacial.

En el interior del Hospital de la Caridad es donde la estructura de las naves va a dejar su impronta, ya que todos los espacios generados quedan impregnados de su direccionalidad.

Será a finales del siglo XVIII, con las reformas introducidas por la Maestranza de Artillería, cuando se produzca la total consolidación de la manzana constituida por las antiguas Atarazanas del río, al construir tres crujías perpendiculares a las siete naves de las Atarazanas, que cabalgaban transversalmente sobre los contrafuertes y primeros arcos de cada una de ellas. También se elevó una sala para el depósito de armas, con una potente cubierta de tejas y se dotó al conjunto de un cuerpo común de cabecera que introdujo un orden superior a la mera yuxtaposición, al practicar la entrada en el centro del mismo.

Fuentes bibliográficas:
visitarsevilla.es
iaph.es
sevillanisimo.es
sevillapedia.wikanda.es
visitarsevilla.info
enciclopedia.us.es
informesdelaconstruccion.revistas.csic.es
-Sevilla. El casco antiguo. Historia, arte y urbanismo (Diego Cardoso Bueno).
-Primera intervención arqueológica en las antiguas Atarazanas de Sevilla (Cruz Agustina Quirós Esteban, Fernando Amores Carredano).
-Informe preliminar de la 2ª intervención arqueológica en las antiguas Atarazanas de Sevilla (Archivo Central de la Consejería de Cultura).

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