
Esta escultura se conserva en el Museo de Bellas Artes de Sevilla. Martínez Montañés representa al santo recogiendo las enseñanzas de Torrigiano, arrodillado, desnudo hasta la cintura, con el hábito blanco de la orden, suelto y atado en la cadera. En la mano izquierda lleva un crucifijo, mientras que en la derecha lleva un flagelo con el que se azota la espalda.
Se observa un gran realismo, propio del Barroco, que se plasma en el estudio anatómico tan detallado del cuerpo (musculatura, venas, etc). También lo observamos en la cara, con la mirada que dirige a la Cruz, o en el hábito.
Fuentes bibliográficas:
-desdesevillaalospicosdeeuropa.blogspot.com
-elartedelapasion.blogspot.com
-explicartesevilla.blogspot.com