En el Cuarto del Almirante del Real Alcázar de Sevilla encontramos el cuadro de Virgilio Mattoni, las Postrimerías del Rey Fernando III el Santo.
Realizado en 1887, la obra se enmarca dentro de la corriente artística del historicismo, representando en él un hecho histórico como fue el fallecimiento de San Fernando. Momento que tuvo lugar en el Alcázar sevillano en 1252.
En sus momentos finales, Fernando III está en su lecho perteneciente a una sala del alcázar árabe, vestido con un camisón blanco y cubierta su cabeza de cenizas. Cae de rodillas al suelo con los brazos en Cruz sujeto por dos monjes, ante la visión de la Sagrada Forma, que alza en sus manos el Arzobispo don Remondo, vestido de pontifical. El cuello aparece rodeado por una cuerda, en alusión a la sumisión a Cristo.
A los pies del monarca, sobre un cojín, descansan la corona, el cetro y la espada. Símbolos ya inservibles de su realeza, copiados de los existentes en la Capilla Real de la Catedral de Sevilla. En primer término, la Reina Juana se desploma sobre el almohadón de su reclinatorio, llena de desesperación, mientras la contempla compasiva una de sus damas, arrodillada junto al báculo y la mitra del arzobispo.
Al fondo, tras un bello arco polilobulado, se abre una capilla tenuemente alumbrada por dos lámparas de aceite. En la que se adivina un altar con la famosa Virgen de las Batallas. Pequeña imagen de marfil que, según la tradición, llevaba siempre el Rey Fernando III en el arzón de su silla de montar. En la actualidad, podemos ver esta imagen en el templo catedralicio.
Junto al muro permanecen arrodillados otros personajes de regia presencia, entre los que podrían identificarse a los Infantes Alfonso, Juan, y Felipe. Además de a la Infanta Leonor, cubierta con un velo.
Fuentes bibliográficas:
-Real Alcázar de Sevilla (Paloma de los Santos Guerrero).