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La toma de Sevilla por Fernando III el Santo

El 23 de Noviembre de 1248, Sevilla se rendía a las tropas castellanas capitaneadas por Fernando III. Después de muchos meses de asedio caía en manos cristianas la penúltima gran urbe de Ál-Ándalus. Fue de las empresas más importantes, y difíciles, de la Reconquista.

Nos remontamos a 1247, cuando Fernando III tenía su base de operaciones en Alcalá del Río. El monarca permaneció en la localidad hasta el 15 de agosto, día en el que él y su ejército bordearon Sevilla e hicieron noche en Alcalá de Guadaíra. Los objetivos eran, aproximarse a San Juan de Aznalfarache y cortar el suministro de víveres, además de ofrecer cobertura a la flota naval que venía de Sanlúcar de Barrameda.

Los refuerzos navales tardaban, Fernando III sabía que eran imprescindibles para tomar la ciudad. Por ello, el encargo del Rey cristiano era claro: había que armar una flota fuerte y preparada para combatir en el Guadalquivir. Se construyeron 16 embarcaciones en los astilleros de Santander, Castro Urdiales, San Vicente de la Barquera y Laredo. Este es el origen de la peculiar relación entre Cantabria y Sevilla, y la razón de que el escudo de la comunidad norteña contenga un río, una torre y un puente. Además, se estima que fue necesaria la ayuda de unos 1000 hombres entre marinos, galeotes y gentes diversas de armas. Durante los meses siguientes, las tropas castellanas comandadas por el Almirante Bonifaz, se afanaron por dominar el río, el Castillo de San Jorge y el Puente de Barcas, que unía Triana con Sevilla.

Desde la primavera de 1248, el refuerzo del infante don Alfonso y sus tropas se torna vital para la reconquista, ya que éste se asentaría en la Buhaira (Huerta del Rey) controlando el sector oriental de la ciudad y los Caños de Carmona que la abastecían de agua. En la Puerta de la Macarena, se establecieron las tropas del infante don Enrique y las tropas de las órdenes de Calatrava y Alcántara. En las proximidades del Arroyo Tagarete se instalaría el Arzobispo de Santiago. Por su parte, Fernando III avanzó por el sur hasta las inmediaciones de la Puerta de Jerez.

El 3 de mayo, los barcos cántabros superaron la barrera de la Torre del Oro. Una de las embarcaciones quebró el puente más o menos por su parte central y dejó a Sevilla completamente aislada, intensificándose el asedio. Los musulmanes estuvieron completamente encerrados desde Mayo de 1248, aguantando hasta Noviembre. Entonces, las autoridades castellanas comenzaron con las negociaciones.

El emir árabe de la ciudad, Axataf, ofreció distintos acuerdos a Fernando III. Iban desde cederle el Alcázar y las rentas de la ciudad, a repartirse los terrenos de la ciudad entre musulmanes y cristianos, rechazando el monarca todas las propuestas. El 23 de noviembre se produjo la entrega de las llaves de la ciudad, que aún se conservan en la Catedral. A partir de este hecho, Fernando III, concedió una tregua a la población musulmana para que recogiese sus pertenencias y se marchase.

La memoria del Rey Santo sigue viva cada 30 de Mayo, en el aniversario de su fallecimiento, y cada 23 de Noviembre, cuando se recuerda la reconquista de Sevilla.

Fuentes bibliográficas:
facebook.com/LaSevillaInsolita
unpocodesevillaenlared.blogspot.com.es
sevillaciudad.sevilla.abc.es
sevillaellegado.blogspot.com.es
isbiliya.com
galeon.com
artehistoria.com
cantabriaensevilla.blogspot.com.es
-Historia de Sevilla (José maría de Mena).
-Historia de Sevilla (Francisco Morales Padrón).

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