En el sevillano Cementerio de San Fernando, se encuentra el panteón de uno de los personajes más importantes de la historia de Sevilla, Aníbal González.
En el interior de dicho panteón, hay una talla del Santísimo Cristo de la Expiración, que es el protagonista de esta leyenda.
En Febrero de 1973, se produjo un incendio en la entonces Capilla del Patrocinio. Las consecuencias del mismo no pudieron ser más nefastas. La Virgen del Patrocinio quedó calcinada, perdiéndose su talla por completo, mientras que el Cachorro se vio dañado en piernas y piés.
Según la leyenda, los daños sufridos por el Cristo, llevaron a la Hermandad a encargar en secreto otra talla, para sustituir al original. Al año siguiente, 1974, los Hermanos cruz Solís restauraron al Cachorro. La réplica fue llevada al panteón de Aníbal González.
Con el paso del tiempo, la leyenda fue tomando más relevancia en Sevilla. Sobre todo, porque el Cachorro del Cementerio también tenía dañados piernas y piés.
Pero la realidad acabó con la leyenda, ya que en 1919, es Aníbal González quien pide permiso a la Hermandad del Cachorro para realizar una copia. El encargado de la misma fue Eduardo Muñoz Martínez, mientras que la policromía corrió a cargo de Cayetano González.
El deterioro que presenta la réplica es fruto de la humedad. El deficiente estado de conservación de la talla dio paso a esta leyenda sobre el Cachorro.
Fuentes bibliográficas:
-Revista Pasión en Sevilla, nº1.