Emperador romano de la dinastía de los Antoninos. Procedente de una familia hispana de Itálica, la cual había alcanzado el rango senatorial.
Se quedó huérfano a los ocho años, recibiendo una cuidada educación bajo la protección del Emperador Trajano, que era pariente suyo. Se casó con una sobrina del anterior, y su amistad con la Emperatriz Plotina fortalecieron ese vínculo.
Acompañó a Trajano en la Guerra de Dacia (105-106), fue nombrado Gobernador de Panonia Inferior (107), Cónsul (109) y Gobernador de Siria (116). Al morir Trajano, Adriano accedió al Trono imperial en extrañas circunstancias, contando con el apoyo de la Emperatriz (que aseguró que el emperador había adoptado a Adriano días antes de morir) y del «Clan Hispano» del Senado, que había acrecentado su influencia durante el reinado anterior.
Para asegurarse el apoyo del ejército elevó la paga de los soldados. Plotina multiplicó las cartas a los senadores indicando que había sido la última voluntad de su esposo ser sucedido por Adriano. su Prefecto del Pretorio, Atiano, hizo ejecutar sin juicio a varios adversarios. Las protestas del Senado por estos hechos le obligaron a destituir a éste, quien sin embargo fue recompensado con el rango senatorial.
El reinado de Adriano estuvo marcado por los enfrentamientos con el Senado y por los viajes del emperador. Además de múltiples visitas a las provincias y fundaciones de ciudades, encabezó algunas campañas militares. Primero contra las tribus del norte de Britania, en donde hizo levantar la muralla que lleva su nombre, y más tarde contra la rebelión de los judíos (la Segunda Guerra Judía de 132-35). Pero globalmente fue un periodo de paz, durante el cual, derrotado el «Partido Belicista», se abandonaron las conquistas realizadas por Trajano en Oriente y se desarmaron las regiones ya civilizadas.
Adriano consolidó el Consejo del Emperador e introdujo reformas en la burocracia (que quedaría reglamentada hasta el fin del Imperio), en el ejército y en la Hacienda (haciendo prevalecer la recaudación directa de los impuestos frente a los intereses de los intermediarios particulares). Promovió grandes construcciones, como el Anfiteatro de Nimes, el Anfiteatro de Venus, el Castillo de Sant’Angelo y los Puentes del Tíber en Roma. Abandonado por sus principales colaboradores hacia el final de su reinado, no consiguió restaurar la sucesión hereditaria.
Fuentes bibliográficas:
-Personajes sevillanos célebres en la historia (José María de Mena).
-Apuntes para conocer Sevilla (Jaime Passolas Jáuregui).