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Presencia: 400 años con los Desamparados. Montañés: Aprendiz, genio y maestro

Recientemente, hemos tenido la oportunidad de visitar esta magnífica exposición, en la Iglesia del Santo Ángel. Nos vamos a centrar en los 3 crucificados, que han sido el eje principal de la muestra.

Cristo de los Desamparados, de Juan Martínez Montañés:

Representa a Cristo crucificado clavado en una cruz arbórea mediante tres clavos, con la herida de la lanzada en el costado derecho. La figura muestra un leve descolgamiento respecto al travesaño horizontal de la cruz. Tiene la cabeza inclinada hacia su lado derecho y hacia delante con el mentón apoyado en el pecho. Esta postura origina un pliegue en el cuello que el escultor realiza con gran realismo. El rostro tiene forma ovalada, los ojos están cerrados y ligeramente hundidos con marcadas ojeras y las cejas se encuentran algo arqueadas. La nariz presenta el tabique nasal pronunciado y las aletas nasales marcadas. La boca tiene los labios entreabiertos dejando a la vista los dientes de ambos maxilares que aparecen mostrando la tensión del sufrimiento padecido. El labio superior está oculto por el bigote, salvo la zona central que es más abultada, mientras el inferior es grueso. Muestra la barba bífida, al igual que el bigote, la talla está realizada en el inicio mediante suaves incisiones. La barba se inicia también con leves incisiones y desde la zona inferior de los pómulos se va abultando formando pequeños rizos hacia la parte de la mandíbula y el mentón. El cabello es largo formado por sinuosos mechones que se encuentran pegados al bloque craneano y caen sobre la nuca. Por el lado derecho desciende un grueso mechón hacia delante por el lateral del rostro y por el lado izquierdo otro pequeño mechón enmarca la oreja dejándola a la vista. Lleva la corona de espinas tallada, ajustándose sobre la frente clavándole y algunas espinas. Se ha puesto de manifiesto la rica policromía de la corona con matices de color verde, simulando las ramas que aparecen sujetas entre sí por una especie de cintas también talladas en madera. El torso muestra el tórax hinchado con el vientre rehundido y las costillas marcadas. Lleva el sudario tallado por un plegado anguloso situado a la altura de las caderas. Es evidente el dramatismo del rostro, destacando la tensión de la boca y los rasgos faciales con los signos de la defunción. A esto hay que añadir la excelente calidad de la policromía que representa con gran virtuosismo los tonos de la piel y las marcas de la pasión de Cristo tras la crucifixión. Las características técnicas de la misma son muy semejantes a la del Cristo de la Clemencia de la Catedral de Sevilla, realizado por Martínez Montañés en 1603 por encargo del arcediano Vázquez de Leca. Es una policromía compuesta por unas capas muy delgadas que deja trasparentar casi la madera. A través del análisis estilístico se observan claros grafismos de la producción de Martínez Montañés, sin embargo presenta algunas características tanto a nivel compositivo como técnico que difieren en parte de otras imágenes suyas del mismo tema iconográfico.

Cristo de la Agonía, de Juan de Mesa y Velasco:

Se trata de un obra cuyo tamaño es mayor que el natural (210 cm x 192 cm alto x ancho)  y representa a un crucificado en el momento de expirar. Fue realizado por Juan de Mesa en 1622 por encargo del contador real Juan Pérez de Irizabal, natural de Vergara (Guipúzcoa) y afincado en Sevilla a principios del siglo XVII . Su hijo Juan Bautista de Irizabal depositó en 1626 la imagen en la iglesia de San Pedro de Ariznoa de dicha localidad.

Obra de gran valor cultural, aúna la excelente calidad técnica, rica en matices expresivos, compositivos y anatómicos, con una asombrosa dimensión comunicativa y fuerza dramática. Juan de Mesa supo interpretar el sufrimiento de Cristo en los momentos más dramáticos de su Pasión alcanzando la cima del realismo gracias a un detenido estudio del cuerpo humano que refleja en sus Crucificados, como en el Cristo de la Agonía. Es considerada una de las aportaciones más monumentales de la producción de Mesa reconocida por toda la crítica especializada.

Cristo del Seminario Mayor de Granada, de Pablo de Rojas:

Este crucificado fue tallado en torno al año 1580. Representa el tránsito entre el final del Renacimiento y los inicios del Naturalismo. Es una imagen dogmática. Con un magistral estudio anatómico.

 

 

 

 

 

Fuentes bibliográficas:

iaph.es

granadoy.com

 

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