Con el fin de perpetuar la memoria de Bartolomé Esteban Murillo, la Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría, acordó en 1847 levantar un monumento a tan majestuoso artista.
El lugar elegido fue la Plaza de Santa Cruz, ya que hasta la invasión francesa, la Iglesia de Santa cruz se encontraba en dicho lugar, y en ella reposaban los restos del pintor.
Se constituyó una comisión, que después de examinar el lugar decidió que finalmente el monumento se erigiera en la Plaza del Museo.
El pedestal, en mármol, se encargó a Demetrio de los Ríos, procediéndose su elaboración en Italia. Mientras que la estatua corrió a cargo de Sabino Medina. Siendo la misma fundida en bronce en París en 1864.
Fuentes bibliográficas:
-Apuntes para conocer Sevilla (Jaime Passolas Jáuregui).
-Sevilla. El casco antiguo. Historia, arte y urbanismo (Diego Cardoso Bueno).